miércoles, 8 de septiembre de 2010

Alcanzando una dimensión desconocida


Todo marchaba en mi vida como normalmente lo hacía. No había quejas ni reclamos. Si bien alguno que otro disgusto me hacía fruncir el ceño, no era algo de lo cual preocuparse... a la otra hora, o en el peor de los casos, al otro día mi rostro dejaba esa rigidez que todos adoptamos cuando las cosas no van por el camino que uno hubiese elegido. Siempre fui amable y apacible. De hecho, mi personalidad era tal cual es el rostro de un ángel cubierto de yeso, que sin mover sus labios o poder volar, cautiva con su presencia a quien, deleitado por el trabajo, lo observa y admira sin saber por qué... quizás por esa paz que transmite. Tampoco pedía gloria, solo quería un poco de normalidad y satisfacción por mi vida. Sin embargo, algo provocó una inestabilidad en esa vida lineal que tenía. Puede entenderse que lo que provocó dicha interrupción era algo maligno, pero quiero aclarar por muy extraño que se lea, que era todo lo contrario: era benigno, era hermoso y bastante silencioso. Desde ese momento, todos los días posteriores fueron visitados por una brisa, que viajaba kilómetros para llegar a mi campo, a la que yo, con muy buen ánimo, agradecía por su presencia y encanto. Era tanta era mi felicidad por esta situación, que la comencé a esperar con fanática expectación, mientras acariciaba el trigo y agradecía al cielo por sorprenderme de esta manera. Así, y por continuas visitas, la brisa supo que le encantaba pasear por mi terreno. Luego, supe que mi campo no era el mismo cuando no sentía aquel refresco que hacía danzar a mis árboles, y que ella traía consigo. ¿Y luego? Decidimos que debíamos aceptarnos (y aceptarlo) y permitir que nuestras presencias jugaran, se amaran y se unieran en un lugar único, aquél que no aparece en mapas y que no es perturbado por la presencia de la realidad física.


Javiera,
¿Sabes cómo intento expresar mi pensar y mi cariño?
De la única manera en que mejor puedo hacerlo,
dejando jugar mi creatividad con mi corazón.
Te quiero y te extraño mucho.